Los genes del papá de la genética
Figura 1: Gregor Mendel (Fuente)
Esto comienza con pura fantasía,
pero después se pone serio.
Pablo: Hola Gregor, ¿Cómo
está usted?
Mendel: Muy bien gracias.
P: Tengo buenas noticias,
¡clonaron otro de los genes que usted usó en sus cruzamientos!
M: ¿Clonaron? ¿genes? ¿de
qué me está hablando muchacho? ¿No andará leyendo cosas raras, no?
P: No padre, el gen en
cuestión codifica para un factor de transcripción que actúa sobre el ADN
regulando otros genes…
M: ¿Gen? ¿factor de
transcripción? ¿ADN?...No entiendo en
qué idioma me habla usted.
P: Además…
M: Basta, retírese y rece
tres padre nuestros mijito.
Si pudiéramos encontrarnos con Mendel, mate de por medio,
para contarle que ya se conocen cuatro de los genes que influyen sobre las
características que él usó en los cruzamientos de arvejas, seguro que no
entendería nada. Y es lógico, ya que en su época (década del 50´del siglo XIX)
no se sabía nada respecto del ADN, genes, meiosis, etc.
Mendel usó en sus cruzamientos de plantas de arvejas siete
características cualitativas fáciles de distinguir (figura 2). Lo cierto es que
hoy día se conocen cuatro de los genes que determinan estas características y
hay algunos datos sobre los otros tres.
Figura 2: Características que utilizó Mendel en sus cruzamientos de arvejas.
Pasemos revista brevemente: el primero es un gen que codifica
para una enzima necesaria para producción de almidón. Parece que la falta de
esta enzima afecta el contenido de agua, almidón y azúcares de la semilla y
termina dando ese aspecto rugoso. Otro de los genes codifica para una enzima que
degrada la clorofila. La degradación de la clorofila (recordemos que este
pigmento es de color verde) hace que los órganos de la plantas se amarilleen.
La carencia de esta enzima y la acumulación de clorofila dan coloración verde
permanente. El tercero de los genes
codifica para otra enzima que participa en la síntesis de una hormona vegetal,
la gibelerina, que afecta la longitud de los tallos; mucha hormona plantas
altas, poca hormona plantas petisas (algo parecido a lo que le pasó a Messi).
Por último, está la característica flores violetas o blancas. En este caso el
gen en cuestión produce una proteína que regula la producción de varias enzimas
de la vía metabólica de las antocianinas (pigmentos violáceos). La falta de
esta proteína da coloración blanca a los pétalos, en lugar del color violeta
normal. De los otros tres genes se sabe su localización, pero no están clonados
ni se conoce a ciencia cierta que producen (figura 3).
Figura 3: Localización de los genes de Mendel en los cromosomas de
arveja (Pisum sativum). La arveja posee siete pares de cromosomas.
Mendel a partir de sus resultados enunció las leyes de la
herencia que lograron explicar porque nos parecemos más a papá que al sodero
(siempre que el sodero no sea papá). Y aunque luego se descubrieron muchas
excepciones a sus leyes, no olvidemos que las excepciones se encuentran
sabiendo previamente las reglas. La cuestión es que cuanto más sabemos de
genética más admirable es el laburo que hizo Mendel dado los conocimientos previos
que tenía. Y pensar que algunos sugirieron que truchó los datos o que ocultó
algunos resultados. Estos detractores de siempre, dicen que sus datos eran
demasiado buenos para ser ciertos. Yo creo que hay un poquito de envidia en
esas declaraciones y respecto de ocultar datos que no “dan” lo esperado: “el
que esté libre de pecado que tire la primera piedra”.
En el futuro contaré algo sobre el ligamiento de genes y
porque Mendel no se encontró con este escollo.
Pablo Otero.
Muy bueno!!!
ResponderEliminarSe dice que Darwin recibió los trabajos de Mendel y los "cajoneó" sin leerlos..Allí estaban aspectos cruciales para entender su Teoría de la Evolución! Justamente lo que sus detractores le reclamaban!
ResponderEliminarHola. Robin Marantz Henig asegura en la biografía que escribió de Mendel que tenía una copia sin abrir entre sus documentos. El libro en cuestión es: El monje en el huerto. Editorial Debate. 2001. Saludos!
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