Cerebro sin sexo

Por estos días en los que las neurociencias nos invaden con sus resultados, muchos de ellos divulgados como “verdades” a coleccionar. En épocas en las que das vuelta una baldosa y aparece un “Facundo Manes”, ésta entrada viene a aportar, humildemente, algo a esta fiebre cerebral.

Partamos de la siguiente pregunta: ¿son tan diferentes las mujeres de los hombres o viceversa? Si bien no es el objetivo de esta entrada responder a semejante inquisitoria, trataré de contarles algunos resultados obtenidos desde las ciencias biológicas, particularmente de las neurociencias, que pueden ser interesantes.

Investigadores de las Universidades de Tel Aviv y Zúrich y del Instituto Max Planck publicaron en diciembre del año pasado, en la prestigiosa revista PNAS, un artículo muy interesante sobre el tema: ¿son diferentes los cerebros de las mujeres y hombres?

La visión dimórfica de los cerebros humanos propone que los cerebros de mujeres y hombres son diferentes en sus características y que estas diferencias se pondrían de manifiesto en diferencias de conducta, personalidad y actitudes.


Esta tipo de visión muchas veces colabora con la conformación de estereotipos, que pueden ser tomados de forma humorística (figura), pero no siempre son inofensivos en sus consecuencias sociales.





Si este dimorfismo fuera cierto deberían poder observarse dos situaciones:

1) Si se determina la distribución de cada característica cerebral, ésta debería ser dimórfica y además con poco solapamiento entre los diferentes sexos/géneros.

2) Debería haber una consistencia interna en las características cerebrales para cada uno de los sexos.

Para comprobar esto, los investigadores analizaron características cerebrales como: volumen, grosor de la corteza cerebral, % de materia gris, conectividad cerebral, etc. Para ello utilizaron diferentes muestras de varios de cientos de individuos y los resultados obtenidos son independientes del tamaño de la muestra, edad y método de análisis.

Los resultados que obtuvieron muestran que no existen diferencias en las cualidades cerebrales entre los géneros/sexos, sino un solapamiento entre las distribuciones de dichas características (Gráfico A). Esto implicaría que si desconocemos el dato del sexo/género del individuo no podríamos saberlo a partir de su cerebro. Para ser más claro: las características del cerebro no se pueden separar en dos clases (como muestra el Gráfico B), ni siquiera en un continuo hombre-mujer.



Según estos resultados, sería más apropiado e informativo, referirse a las características del cerebro en forma cuantitativa que cualitativa.

Como conclusión final, estos investigadores proponen que el cerebro de la mayoría de los humanos muestra un “mosaico” de características, algunas más comunes en las mujeres, otras en los hombres y otras igual de comunes en hombres y mujeres. Por lo tanto la falta de consistencia en las características del cerebro humano para cada uno de los sexos/géneros derriba la visión dimórfica del cerebro humano y ¿del comportamiento?


Pablo Otero

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